jueves, 4 de octubre de 2012

Un lujo muy natural

El fin de semana pasado tuve la suerte de que me invitaran a un viaje de prensa muy especial: al resort Gran Hotel Bahía del Duque, en Tenerife, para conocer su nuevo spa, ya que desde hace unos meses han empezado a trabajar con L'Occitane. La verdad: mi plan era "ingresarme" en el spa, hacerme con una tumbona debajo de una buena sombrilla en un rincón tranquilito y hacer una "cura" de descanso para recuperarme de un verano bastante movidito y de una vuelta al trabajo más que intensa.

Pero no ha podido ser más distinto. Por un lado, porque el mero hecho de recorrer el hotel ya es una excursión por si mismo: la recepción tiene el equivalente a cinco pisos de altura; hay una sucesión de piscinas distintas que te acercan a una playa tranquila y recogida donde te puedes bañar tranquilamente, sin miedo a medusas ni a revolcones desagradables de las olas; y los jardines se merecen un paseo tranquilo para disfrutar de su enorme variedad de árboles y plantas distintas.

Pero, sobre todo, porque desde el primer momento hubo un magnífico ambiente entre todos los que formábamos el grupo, a lo que ayudaba también un muy cuidado programa de trabajo que nos dejaba mucho tiempo libre pero que también incluía un par de tratamientos de L'Occitane y deliciosas cenas en los restaurantes del hotel.

Así que después de un buen baño en la playita, fuimos a disfrutar del primero de los tratamientos: un masaje corporal relajante. ¡No me podía venir mejor! Empezaba con un baño de pies en una terracita cubierta de bambú y continuaba, ya tumbada en la camilla, con un intenso masaje (yo lo había pedido fuerte, para liberar bien las mil y una contracturas que tengo). Ya de por si las manos de la masajista eran fantásticas, pero sumadas al estudiado ritual que han creado juntos Bahia del Duque y L'Occitane, los efectos se multiplicaban. Dos detalles que me encantaron especialmente: comenzaba y acababa oliendo aceites esenciales puros, muy bien elegidos. El primero era relajante, para ayudar a "entrar" en el masaje, y el segundo estimulante, para que pudieras "volver" a la realidad de una forma agradable. El otro detalle: antes de bajar de la camilla, y nada más incorporarte, te ponen en la espalda una toalla caliente ¡no hay palabras!

Al día siguiente tocaba tratamiento facial. Se basaba en la línea más puntera de la marca, a base de Siempreviva, muy apreciada por sus propiedades antiinflamatorias, y procedente de Córcega ¿Por qué esta en concreto, cuando crece salvaje por todas partes? Porque después de estudiar muchas variedades distintas vieron que la italiana tenía una concentración más alta de activos, debido a las muchas horas de sol que tiene que soportar.

Precisamente el ser una planta silvestre es el mayor problema para asegurar un suministro adecuado; así que para tenerlo han puesto en marcha lo que es una de las características de la casa: un plan de plantación orgánico, que ocupa 44 hectáreas y en el que han conseguido un millar de toneladas de flores aptas para su empleo en cosmética. Colaboran con ocho productores locales y cuatro destiladores de la zona, algo muy importante porque para conseguir todos los beneficios de la siempreviva hay que tratarla en cuanto se recoge.

De hecho, el retorno a lo natural, a lo sencillo, a los valores básicos dentro de un mundo globalizado es la clave de la filosofía de L'Occitane, pero aspirando a una elevada calidad, al respeto por el medio ambiente y a la sensoliaridad. Unos valores que también comparten con el Bahia del Duque, lo que les ha llevado a esta alianza en sus tratamientos de belleza. Por eso, los protocolos que han desarrollado en el spa se basan siempre en los masajes manuales de sus esteticistas, sin utilizar ninguna aparatología, combinándolo con productos locales, como el aloe vera y la hoja de plátano, por ejemplo, con las que tratan las quemaduras solares.

En cuanto al spa en si, bien vale la pena reservar un tratamiento -está abierto a todo el mundo, no solo a sus huéspedes-. La zona de aguas, al aire libre, es a base de agua de mar de la playa más próxima -muy muy rica en nutrientes, prueba de ello es que es zona de apareamiento de ballenas-, y está rodeada por un sinfín de tumbonas y de camas para tomar el sol y descansar.

Además de las 20 cabinas de tratamiento, tiene varias cabañas de madera al aire libre, desde las que se puede disfrutar de los masajes sin perder de vista el mar. ¿Más? Si, una cabina privada, para una persona, con su propia terracita, y otra para parejas, con megabañera de jacucci incluida... Lo dicho ¡para ingresarse en el y olvidarse del mundo!

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