Para ese viaje, evidentemente, tenían que llevar ropa adecuada. Así nacieron las llamadas "Colecciones Crucero", pequeñas líneas de prendas creadas entre una temporada y otra, y que arrasaron entre las grandes clientas del mundo de la moda.
Esa misma filosofía se ha trasladado, evidentemente, al universo del maquillaje más lujoso: se crean colecciones pequeñas, con pocos productos, e increíblemente exquisitas, para hacer más llevadero el paso entre una temporada y otra.
La última que he recibido es la de Chanel. Oro puro. En un doble sentido: porque es el tono predominante de todos los productos. Y por la preciosidad de sus ingredientes, su presentación... Todo. También
Su nombre refleja su propia razón de ser: Bombay Express. A mi me evoca un viaje lujoso, por tierras exóticas, en un tren de vapor y vestida con la ropa que llevaría Agatha Christie en una de sus primeras novelas: años 20 puros y duros.

Hacerte con una de estas piezas también tiene su aquel: sólo se venden en El Corte Inglés de Castellana, de Madrid, y el de Plaza de Cataluña de Barcelona y hay que esperar hasta final de mes para conseguirlas.
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