Parece que las firmas se ha puesto de acuerdo (o ha sido casualidad, que también puede ser). El caso es que este mes de mayo hay algunas exposiciones relacionadas con el mundo de la belleza que tienen mucho que ver.
La primera de la que os quiero hablar la organiza Lancôme, y lleva el título de "Rôses by..." Se trata de una exposición de fotografía integrada por los trabajos que han hecho una veintena de artistas en relación a una flor: la rosa.
No podía ser de otra forma, tratándose de Lancôme, ya que el símbolo de esta marca es una rosa -por cierto, que existe realmente la rosa Lancôme, se creó especialmente para esta firma por un experto cultivador, y es una maravilla.....-
Entre los fotógrafos que han participado en este proyecto, todos ellos reconocidos internacionalmente por la calidad de sus trabajos, están Peter Lindbergh, Patrick Demarchelier, Nick Knight, Dominique Isserman (autor de la foto en blanco y negro) o Ruven Afanador (la que he puesto aquí al lado)
Si te animas a verla, tienes entre el 6 y el 12 de junio para hacerlo ¿Dónde? En la Nave de Terneras de la Casa del Reloj, en el Paseo de la Chopera.
La otra exposición está algo más lejos físicamente. Se trata una retrospectiva que ha organizado el Grand Palais de París sobre el trabajo de otro genio de la fotografía: Helmut Newton, que estará abierta hasta el próximo 17 de junio.
A los organizadores se les ocurrió una idea original: pedir a Terry de Gunzburg, la maquilladora que creó la marca By Terry, que hiciera un homenaje a Newton (ambos habían trabajado juntos muchas veces...).
Terry aceptó y el resultado es muy particular: una barra de labios con el color favorito de Newton, un escarlata intenso, muy oscuro, llamado Funky Ruby. Excepcionalmente, se va a vender en el propio Grand Palais (y en todas las tiendas donde se vende By Terry, por supuesto), pero solo durante el tiempo que dure la exposición. Su precio: 35 euros.
Me vuelven loca los perfumes, me apasiona el maquillaje y no puedo resistirme a probar todas las cremas que caen en mis manos. Además, tengo la buena suerte de trabajar como periodista de belleza. He creado este blog para comentarte mis descubrimientos, compartir contigo los trucos que conozco y, sobre todo, contarte cómo es el día a día en el universo "beauty".
lunes, 30 de abril de 2012
viernes, 27 de abril de 2012
Una clase magistral
Hace unos meses fui a la presentación de la renovada línea de tratamiento facial de Zelens, una marca creada por el doctor Marco Lens, uno de los grandes especialistas mundiales en cáncer de piel y en envejecimiento. En esa presentación nos surgieron un montón de preguntas al doctor y, como no daba tiempo a que nos contestara a todas (cuando nos ponemos preguntonas, no hay quien nos pare...), nos propusieron que volviera más adelante a España a darnos una conferencia magistral. Todo un lujo, la verdad.
Dicho y hecho. La cita fue en Slow Life House, uno de mis centros preferidos de Madrid, y a ella acudimos un grupo de periodistas especializadas que, boli en ristre, nos pusimos a tomar nota de todo lo que nos contó. Estas son algunas de sus explicaciones.
El envejecimiento es un proceso multifactorial que depende en un 60% de los genes, y en un 40% de las influencias medioambientales. A raíz de estos datos ha surgido una nueva ciencia, llamada Epigenética, que estudia la interacción entre los genes y el medio ambiente, una tendencia que cada vez tiene más peso en el mundo de los tratamientos de belleza y, por supuesto, en la lucha contra el paso del tiempo.
Un ejemplo de esta estrecha relación entre los genes y el ambiente es la senescencia o envejecimiento celular. Desde 1961 se sabe que las células se reproducen un número determinado de veces y después muere. Hay varios factores que influyen en este envejecimiento celular, entre los que se encuentran dos: los telómeros y el daño celular. Los telómeros, que están determinados genéticamente, son unas terminaciones de los genes que se van acortando a medida que la célula se reproduce, y cuando se acaban, muere. Curiosamente, las personas que tienen los telómeros largos suelen tener más lunares, pero envejecen más despacio y tienen menos osteoporosis.
En cuanto al daño celular, existe una proteína, la P53, que es prácticamente indetectable en una piel normal, pero que se dispara cuando existe, por ejemplo, daño solar. Esta proteína "decide" si una célula dañada se repara o, por el contrario, debe morir. Si una célula está poco dañada, se repara. Si está muy mal, se destruye. Pero si se ha producido un daño intermedio pueden pasar dos cosas: que se repare parcialmente, con lo que se vuelve senescente, es decir, envejece. O que se repare mal, con lo que se puede convertir en una célula maligna. En resumen: la P53 es un auténtico salvador de la piel frente al envejecimiento celular y, lo que es más importante, frente al cáncer.
Os cuento todo esto no sólo porque personalmente me parece muy interesante, sino por otra razón. Y es un ejemplo de cómo el mundo de la cosmética, aunque tiene una apariencia muy frívola, tiene también una gran base científica, una constante investigación detrás, para intentar descifrar los mecanismos que actúan en la piel para entender porqué envejecemos, nos salen manchas o se nos desploma todo a partir de cierta edad.
Se venden sueños: belleza, una piel más suave, las lisa, más uniforme, unos colores bonitos... Pero también se vende ciencia, investigación, salud... Y que nos sintamos mejor en nuestra piel.
Dicho y hecho. La cita fue en Slow Life House, uno de mis centros preferidos de Madrid, y a ella acudimos un grupo de periodistas especializadas que, boli en ristre, nos pusimos a tomar nota de todo lo que nos contó. Estas son algunas de sus explicaciones.
El envejecimiento es un proceso multifactorial que depende en un 60% de los genes, y en un 40% de las influencias medioambientales. A raíz de estos datos ha surgido una nueva ciencia, llamada Epigenética, que estudia la interacción entre los genes y el medio ambiente, una tendencia que cada vez tiene más peso en el mundo de los tratamientos de belleza y, por supuesto, en la lucha contra el paso del tiempo.
Un ejemplo de esta estrecha relación entre los genes y el ambiente es la senescencia o envejecimiento celular. Desde 1961 se sabe que las células se reproducen un número determinado de veces y después muere. Hay varios factores que influyen en este envejecimiento celular, entre los que se encuentran dos: los telómeros y el daño celular. Los telómeros, que están determinados genéticamente, son unas terminaciones de los genes que se van acortando a medida que la célula se reproduce, y cuando se acaban, muere. Curiosamente, las personas que tienen los telómeros largos suelen tener más lunares, pero envejecen más despacio y tienen menos osteoporosis.
En cuanto al daño celular, existe una proteína, la P53, que es prácticamente indetectable en una piel normal, pero que se dispara cuando existe, por ejemplo, daño solar. Esta proteína "decide" si una célula dañada se repara o, por el contrario, debe morir. Si una célula está poco dañada, se repara. Si está muy mal, se destruye. Pero si se ha producido un daño intermedio pueden pasar dos cosas: que se repare parcialmente, con lo que se vuelve senescente, es decir, envejece. O que se repare mal, con lo que se puede convertir en una célula maligna. En resumen: la P53 es un auténtico salvador de la piel frente al envejecimiento celular y, lo que es más importante, frente al cáncer.
Os cuento todo esto no sólo porque personalmente me parece muy interesante, sino por otra razón. Y es un ejemplo de cómo el mundo de la cosmética, aunque tiene una apariencia muy frívola, tiene también una gran base científica, una constante investigación detrás, para intentar descifrar los mecanismos que actúan en la piel para entender porqué envejecemos, nos salen manchas o se nos desploma todo a partir de cierta edad.
Se venden sueños: belleza, una piel más suave, las lisa, más uniforme, unos colores bonitos... Pero también se vende ciencia, investigación, salud... Y que nos sintamos mejor en nuestra piel.
miércoles, 25 de abril de 2012
Planazos de belleza con las amigas
Hace ya unos meses llegó a nuestro país un concepto muy original de hacer planes con las amigas: las "fiestas de belleza". Consisten en concertar una cita en un centro de belleza -los especializados en manicuras y pedicura son los que más han apostado por esta idea-, reservarlo en exclusiva para un grupo de amigas y pasarse toda la tarde charlando, riendo, cotilleando, tomando un coctel o una copa y, mientras tanto, arreglarte las manos, los pies, el pelo...
Un planazo, vamos. Sobre todo como una forma divertida y original de celebrar una despedida de soltera -o de casada, que también viene bien-, un cumpleaños o lo que se tercie, lo importante es pasar una tarde diferente.
Ahora este concepto ha ido aún más allá, y las "beauty parties" se celebran acompañadas de copas o cenas en lugares como "El Uno de Molina". Allí, cada martes, puedes pedir una "Drinks & Manicure", es decir, disfrutar de una manicura exprés a cargo del centro Nail's Secret mientras te tomas una copa (cuestan 10 euros).
Los planes de los miércoles también están muy bien, aunque están pensados para ellos: un masaje de 20 minutos, en cervicales y rostro, con aceites y un tónico de aceite de pera, madera y turba, realizado nada menos que por los expertos de The Lab Room, mientras se toman un whisky de Glenfidish (supongo que si alguna quiere pedir cita para disfrutarlo no le pondrán pegas...)
Otra opción: el último jueves de cada mes, en el restaurante Zamburiña tienes las "Beauty Dinner": cena, música de DJ, sesión de maquillaje y consejos para cuidar y sacarle más partido a tu pelo a cargo de Adrien Palma, director del centro de belleza Black & White ¡Y un gin tonic de autor de remate!
¿Alguna se apunta?
Un planazo, vamos. Sobre todo como una forma divertida y original de celebrar una despedida de soltera -o de casada, que también viene bien-, un cumpleaños o lo que se tercie, lo importante es pasar una tarde diferente.
Ahora este concepto ha ido aún más allá, y las "beauty parties" se celebran acompañadas de copas o cenas en lugares como "El Uno de Molina". Allí, cada martes, puedes pedir una "Drinks & Manicure", es decir, disfrutar de una manicura exprés a cargo del centro Nail's Secret mientras te tomas una copa (cuestan 10 euros).
Los planes de los miércoles también están muy bien, aunque están pensados para ellos: un masaje de 20 minutos, en cervicales y rostro, con aceites y un tónico de aceite de pera, madera y turba, realizado nada menos que por los expertos de The Lab Room, mientras se toman un whisky de Glenfidish (supongo que si alguna quiere pedir cita para disfrutarlo no le pondrán pegas...)
Otra opción: el último jueves de cada mes, en el restaurante Zamburiña tienes las "Beauty Dinner": cena, música de DJ, sesión de maquillaje y consejos para cuidar y sacarle más partido a tu pelo a cargo de Adrien Palma, director del centro de belleza Black & White ¡Y un gin tonic de autor de remate!
¿Alguna se apunta?
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lunes, 23 de abril de 2012
Comida para el pelo
Tengo un pelo super fino, lacio y que no crece (bueno, y que me corto con bastante frecuencia, la verdad...) El caso es que me he propuesto lograr que me llegue más allá de los hombros, para ver qué se siente llevando una coleta alta.
Para conseguirlo, además de esquivar la tentación de pedir cita en la pelu para que le den un nuevo tajo a mi escasa melena cada dos por tres, he decidido aliarme con una de las tendencias en alza en el mundo de la belleza, y que cada vez tiene más seguidoras: los nutricosméticos.
Se basan en la teoría de que, para tener buena imagen, es tan importante cuidarse por dentro como por fuera. Así que desarrollan pastillas que ayudan a mejorar algún aspecto concreto. En mi caso, el pelo.
Hace ya casi dos meses empecé a probar uno de los clásicos: Innèov Masa Capilar (cuesta unos 30 euros las dos cajas). Está desarrollado a la vez por L'Oréal (uno de los grupos más potentes del mundo en temas de belleza en general y de cabello en particular) y Nestlé. Así que iba sobre seguro.
Los resultados: impactantes. El pelo me ha empezado a crecer más deprisa, lo noto más denso (mi mini-goma elástica ya da dos vueltas y media para recogerlo en ver de cuatro como siempre...) y más luminoso. Pero lo más espectacular ha sido cómo han cambiado mis uñas. Las llevo siempre medio largas (escribir con garras de pantera es de lo más incómodo que hay, sobre todo si tienes un teclado antiguo como los que me encuentro en alguna de las redacciones a las que voy a editar, de esos que tienes que apretar un botón que sobresale como si fuera el Everest..) y a los tres o cuatro días de arreglármelas tengo que darles un repasillo con la lima.
Este tipo de tratamientos hay que mantenerlos durante unos tres meses, así que me queda otro más, pero por ahora estoy muy contenta con los resultados. "Descansaré" un mes y luego tengo previsto probar otros nuevos, a ver que tal: Oenobiol, que también lleva tiempo en el mercado, y otros dos que acaban de sacar.
Uno de ellos es este Complexe Fortifiant de Frank Provost (23 euros), que está formulado específicamente no solo para ayudar al pelo a crecer sino que contrarresta los efectos del estrés, la mala alimentación y los cambios hormonales en el pelo. Lleva, entre otros ingredientes, ácidos omega 3 y 6 y coenzima Q10, con propiedades antioxidantes.
Oenobiol
Y el último del que os quiero hablar se llama Viviscal (49,95 euros). Me lo presentaron hace un par de días; se vende en 25 países de todo el mundo y tiene una historia curiosa, de esas que gustan a mí. Lo llaman "el secreto de los esquimales", porque este pueblo tiene fama por tener un pelo increíblemente bonito, denso y fuerte. El primero en darse cuenta de esta características fue un misionero luterano noruego, Hans Egede, que estuvo conviviendo con ellos allá por el siglo XVIII, y fue el primero en escribir sobre su cabello. Un siglo más tarde, un capitán de barco apellidado Barry también hizo referencia a sus melenas negras, tupidas y brillantes.
El secreto se descubrió el siglo pasado: la clave está en su alimentación, con muchas proteínas animales procedentes del pescado. Y ya a finales del la década de los 90, un profesor de la Universidad de Helsinki consiguió hacer un concentrado de la dieta esquimal que sirviera para cuidar y nutrir el cabello débil. Lo llamó Aminomar C, y es la clave de su fórmula, que lleva también vitamina C y extracto de cola de caballo, para revitalizar.
¡Ya os iré contando cómo va mi melena!!!
Para conseguirlo, además de esquivar la tentación de pedir cita en la pelu para que le den un nuevo tajo a mi escasa melena cada dos por tres, he decidido aliarme con una de las tendencias en alza en el mundo de la belleza, y que cada vez tiene más seguidoras: los nutricosméticos.
Se basan en la teoría de que, para tener buena imagen, es tan importante cuidarse por dentro como por fuera. Así que desarrollan pastillas que ayudan a mejorar algún aspecto concreto. En mi caso, el pelo.
Hace ya casi dos meses empecé a probar uno de los clásicos: Innèov Masa Capilar (cuesta unos 30 euros las dos cajas). Está desarrollado a la vez por L'Oréal (uno de los grupos más potentes del mundo en temas de belleza en general y de cabello en particular) y Nestlé. Así que iba sobre seguro.
Los resultados: impactantes. El pelo me ha empezado a crecer más deprisa, lo noto más denso (mi mini-goma elástica ya da dos vueltas y media para recogerlo en ver de cuatro como siempre...) y más luminoso. Pero lo más espectacular ha sido cómo han cambiado mis uñas. Las llevo siempre medio largas (escribir con garras de pantera es de lo más incómodo que hay, sobre todo si tienes un teclado antiguo como los que me encuentro en alguna de las redacciones a las que voy a editar, de esos que tienes que apretar un botón que sobresale como si fuera el Everest..) y a los tres o cuatro días de arreglármelas tengo que darles un repasillo con la lima.
Este tipo de tratamientos hay que mantenerlos durante unos tres meses, así que me queda otro más, pero por ahora estoy muy contenta con los resultados. "Descansaré" un mes y luego tengo previsto probar otros nuevos, a ver que tal: Oenobiol, que también lleva tiempo en el mercado, y otros dos que acaban de sacar.
Uno de ellos es este Complexe Fortifiant de Frank Provost (23 euros), que está formulado específicamente no solo para ayudar al pelo a crecer sino que contrarresta los efectos del estrés, la mala alimentación y los cambios hormonales en el pelo. Lleva, entre otros ingredientes, ácidos omega 3 y 6 y coenzima Q10, con propiedades antioxidantes.
Oenobiol
Y el último del que os quiero hablar se llama Viviscal (49,95 euros). Me lo presentaron hace un par de días; se vende en 25 países de todo el mundo y tiene una historia curiosa, de esas que gustan a mí. Lo llaman "el secreto de los esquimales", porque este pueblo tiene fama por tener un pelo increíblemente bonito, denso y fuerte. El primero en darse cuenta de esta características fue un misionero luterano noruego, Hans Egede, que estuvo conviviendo con ellos allá por el siglo XVIII, y fue el primero en escribir sobre su cabello. Un siglo más tarde, un capitán de barco apellidado Barry también hizo referencia a sus melenas negras, tupidas y brillantes.
El secreto se descubrió el siglo pasado: la clave está en su alimentación, con muchas proteínas animales procedentes del pescado. Y ya a finales del la década de los 90, un profesor de la Universidad de Helsinki consiguió hacer un concentrado de la dieta esquimal que sirviera para cuidar y nutrir el cabello débil. Lo llamó Aminomar C, y es la clave de su fórmula, que lleva también vitamina C y extracto de cola de caballo, para revitalizar.
¡Ya os iré contando cómo va mi melena!!!
viernes, 20 de abril de 2012
Uñas mágicas
Uno de los sectores que estoy viendo más en evolución en los últimos días es el de las uñas. Me refiero, claro, a los esmaltes: fórmulas biológicas, pegatinas para adornarlos, crackeados, esmaltes profesionales que duran varias semanas perfectos...
Pero lo que más me ha llamado la atención, y que puede convertirse en lo más llevado de los próximos meses, son los esmaltes magnéticos. Si, se llaman así porque el truco está, precisamente, en un imán que llevan incorporado. La clave, en sí, es muy sencilla: su fórmula lleva partículas metálicas a base de hierro. Si, una vez que te la aplicas y antes de que se seque, le pasas un imán, las atraerá, haciendo líneas.
Por el momento he encontrado dos marcas. El esmalte de CLN va acompañado por un imán separado, así que una vez que te pintas la uña, lo vas pasando despacito por encima como quieras y vas haciendo dibujitos según te apetezca (cuesta unos 15 euros).
La otra es de Nails Inc, una nueva marca de Sephora (16 euros). En este caso lleva el imán incorporado en el tapón, que es extraible. Te aplicas el esmalte y, en este caso, lo que tienes que hacer es apoyar la uña, a la altura del nacimiento, sobre una especie de pestañita que lleva incorporada, pero sin tocar el imán. Esperas unos segundos y ¡voilá! aparecen unas ondas muy curiosas en el esmalte. ¡Es divertido!!!
Pero lo que más me ha llamado la atención, y que puede convertirse en lo más llevado de los próximos meses, son los esmaltes magnéticos. Si, se llaman así porque el truco está, precisamente, en un imán que llevan incorporado. La clave, en sí, es muy sencilla: su fórmula lleva partículas metálicas a base de hierro. Si, una vez que te la aplicas y antes de que se seque, le pasas un imán, las atraerá, haciendo líneas.
Por el momento he encontrado dos marcas. El esmalte de CLN va acompañado por un imán separado, así que una vez que te pintas la uña, lo vas pasando despacito por encima como quieras y vas haciendo dibujitos según te apetezca (cuesta unos 15 euros).
La otra es de Nails Inc, una nueva marca de Sephora (16 euros). En este caso lleva el imán incorporado en el tapón, que es extraible. Te aplicas el esmalte y, en este caso, lo que tienes que hacer es apoyar la uña, a la altura del nacimiento, sobre una especie de pestañita que lleva incorporada, pero sin tocar el imán. Esperas unos segundos y ¡voilá! aparecen unas ondas muy curiosas en el esmalte. ¡Es divertido!!!
miércoles, 18 de abril de 2012
El secreto del jengibre azul
Una de las cosas que más me fascina del mundo de la belleza es lo que yo llamo los "Jardines Secretos". Se trata de las plantaciones que tienen muchas marcas y en las que cultivan las flores, los árboles o las especias que necesitan para fabricar sus productos.
Hoy quiero hablar de una que me parece muy especial, por muchas cosas. Se trata del "Proyecto Vohimana", de Chanel. Vohimana es un bosque húmedo de Madagascar. Esta isla es un auténtico vergel, ya que tiene cientos de especies únicas en el mundo, pero a causa de las costumbres de sus habitantes (acostumbran a quemar el bosque para plantar sus cosechas), se estaba empezando a perder toda esa riqueza.
Hace 10 años, Chanel empezó a estudiar las especies endémicas de la isla y se dio cuenta del peligro que corrían. Por eso, decidió colaborar con una ONG local para trabajar con la población local y ayudarles a recuperar sus bosques, a mejorar su calidad de vida y a encontrar un nuevo modo de vida. En este tiempo, no solo se ha recuperado gran parte de ese bosque perdido, sino que han puesto en marcha una "Casa para Mujeres", donde pueden ir a hablar, a aprender a hace trabajos artesanales, etc. Y también les ayuda a llevar a sus hijos al colegio.
A la vez, Chanel contó con la ayuda de los chamanes malgaches para ir descubriendo las propiedades de las plantas que hay en la isla. Y así descubrieron una muy especial: El jengibre azul. Es una planta que se utiliza en la medicina tradicional de China y la India desde hace casi dos mil años, ya que es, entre otras cosas, antioxidante, antiséptica y estimulante.
Pero el que nace aquí es aun más potente porque no sólo ha tenido que adaptarse a un nuevo ambiente, sino que ha tenido que luchar contra unas condiciones ambientales muy adversas. Por eso, sus propiedades se han multiplicado e intensificado y es mismo lo hace muy interesante para su uso en productos cosméticos (de hecho, es el nuevo ingrediente que incorpora la renovada línea Hydra Beauty)
Para conseguir el jengibre azul, Chanel está apoyando la puesta en marcha de plantaciones, que en la inmensa mayoría de los casos están a cargo de mujeres. Esto les permite tener unas ganancias aseguradas, poder ofrecer unas mejores condiciones de vida a sus hijos y, a la vez, evita que se siga quemando el bosque original.
Además, todo el proceso que se sigue para conseguir el extracto puro del jengibre azul se realiza íntegramente en la isla, y a cargo de los malgaches, lo que de nuevo permite crean nuevos puestos de trabajo ligados a la naturaleza y a la conservación del entorno.
Otra de las cosas que me llamó más la atención es que, evidentemente, para reforestar un bosque hace falta crear viveros donde hacer brotar las primeras plantas. Pero eso podría implicar inundar la isla de macetas de plástico, algo poco consecuente con todo el proyecto. Así que los expertos de Chanel se pusieron a investigar y, al final, dieron con la fórmula para crear unas macetas hechas a base de residuos vegetales, totalmente biodegradables y muy fáciles de fabricar. De hecho, se hacen con una sencilla prensa manual muy fácil de manejar
¿No sería fantástico que se utilizaran también estas macetas en las ciudades, cuando van a trasplantar flores, como pasa ahora en primavera....?
Hoy quiero hablar de una que me parece muy especial, por muchas cosas. Se trata del "Proyecto Vohimana", de Chanel. Vohimana es un bosque húmedo de Madagascar. Esta isla es un auténtico vergel, ya que tiene cientos de especies únicas en el mundo, pero a causa de las costumbres de sus habitantes (acostumbran a quemar el bosque para plantar sus cosechas), se estaba empezando a perder toda esa riqueza.
Hace 10 años, Chanel empezó a estudiar las especies endémicas de la isla y se dio cuenta del peligro que corrían. Por eso, decidió colaborar con una ONG local para trabajar con la población local y ayudarles a recuperar sus bosques, a mejorar su calidad de vida y a encontrar un nuevo modo de vida. En este tiempo, no solo se ha recuperado gran parte de ese bosque perdido, sino que han puesto en marcha una "Casa para Mujeres", donde pueden ir a hablar, a aprender a hace trabajos artesanales, etc. Y también les ayuda a llevar a sus hijos al colegio.
A la vez, Chanel contó con la ayuda de los chamanes malgaches para ir descubriendo las propiedades de las plantas que hay en la isla. Y así descubrieron una muy especial: El jengibre azul. Es una planta que se utiliza en la medicina tradicional de China y la India desde hace casi dos mil años, ya que es, entre otras cosas, antioxidante, antiséptica y estimulante.
Pero el que nace aquí es aun más potente porque no sólo ha tenido que adaptarse a un nuevo ambiente, sino que ha tenido que luchar contra unas condiciones ambientales muy adversas. Por eso, sus propiedades se han multiplicado e intensificado y es mismo lo hace muy interesante para su uso en productos cosméticos (de hecho, es el nuevo ingrediente que incorpora la renovada línea Hydra Beauty)
Para conseguir el jengibre azul, Chanel está apoyando la puesta en marcha de plantaciones, que en la inmensa mayoría de los casos están a cargo de mujeres. Esto les permite tener unas ganancias aseguradas, poder ofrecer unas mejores condiciones de vida a sus hijos y, a la vez, evita que se siga quemando el bosque original.
Además, todo el proceso que se sigue para conseguir el extracto puro del jengibre azul se realiza íntegramente en la isla, y a cargo de los malgaches, lo que de nuevo permite crean nuevos puestos de trabajo ligados a la naturaleza y a la conservación del entorno.
Otra de las cosas que me llamó más la atención es que, evidentemente, para reforestar un bosque hace falta crear viveros donde hacer brotar las primeras plantas. Pero eso podría implicar inundar la isla de macetas de plástico, algo poco consecuente con todo el proyecto. Así que los expertos de Chanel se pusieron a investigar y, al final, dieron con la fórmula para crear unas macetas hechas a base de residuos vegetales, totalmente biodegradables y muy fáciles de fabricar. De hecho, se hacen con una sencilla prensa manual muy fácil de manejar
¿No sería fantástico que se utilizaran también estas macetas en las ciudades, cuando van a trasplantar flores, como pasa ahora en primavera....?
lunes, 16 de abril de 2012
Láser para el pelo
El otro día fui a una de las peluquerías que más me llaman la atención de Madrid. Tiene un nombre más que original: Juan por Dios! Según se cuenta, su nombre viene de la exclamación de una de sus primeras clientas al ver el resultado del trabajo de su alma mater, Juan Belmonte, un vanguardista peluquero que ha marcado estilo en las cabezas más trendy de la capital. El año pasado, esta peluquería cumplió una década de vida, y ya son dos los establecimientos que tiene, uno en pleno barrio de Malasaña, y el otro en el revivido área de la calle Fuencarral.
Si hay algo que también caracteriza a Juan por Dios!, es su original puesta en escena. Lejos de la estética habitual de una peluquería al uso, ésta está decorada con sillones de cuero, suelos de barro, grandes vigas y espejos que cuelgan del techo. La zona de color, por ejemplo, está separada del resto, en un pequeño altillo, decorado como una cocina, donde están todos los productos de coloración, y donde te atienden sentada alrededor de una mesa.
Lo que me llevó allí fue la oportunidad de probar un tratamiento láser específico para el pelo, algo que me llamó bastante la atención. Se llama Reconstructor Laser Therapy, y está desarrollado, como su nombre indica, para reconstruir la fibra capilar. Es decir, repara el pelo, previene que se abra o se rompa y hace que esté más resistente y menos encrespado.
El tratamiento comenzó lavándome el pelo y aplicando un suave exfoliante del cuero cabelludo, a base de polvo de diamante, para eliminar las células muertas, y aceites esenciales para hidratar y nutrir. Y se aplica el Deep Therapy, un potente concentrado de proteínas antioxidantes y oligoelementos específicos para el cabello dañado. Luego con el pelo seco, me fueron pasando el láser por mechones, poco a poco. Así se consigue que los activos penetren en la fibra capilar y se reconstruya desde el interior. Lo ideal es hacerse un tratamiento de tres sesiones, una a la semana. El precio: 70 euros la primera sesión y 45 euros las restantes. Los resultados: mi pelo estaba más brillante, con más cuerpo y muy suave.
Me pareció muy adecuado para preparar el cabello antes de la llegada del verano y su ataque masivo anticapilar en forma de rayos UV, cloro, sal y demás excesos. Y, por supuesto, también después de las vacaciones, como una cura intensiva pre-invernal.
Si hay algo que también caracteriza a Juan por Dios!, es su original puesta en escena. Lejos de la estética habitual de una peluquería al uso, ésta está decorada con sillones de cuero, suelos de barro, grandes vigas y espejos que cuelgan del techo. La zona de color, por ejemplo, está separada del resto, en un pequeño altillo, decorado como una cocina, donde están todos los productos de coloración, y donde te atienden sentada alrededor de una mesa.
Lo que me llevó allí fue la oportunidad de probar un tratamiento láser específico para el pelo, algo que me llamó bastante la atención. Se llama Reconstructor Laser Therapy, y está desarrollado, como su nombre indica, para reconstruir la fibra capilar. Es decir, repara el pelo, previene que se abra o se rompa y hace que esté más resistente y menos encrespado.
El tratamiento comenzó lavándome el pelo y aplicando un suave exfoliante del cuero cabelludo, a base de polvo de diamante, para eliminar las células muertas, y aceites esenciales para hidratar y nutrir. Y se aplica el Deep Therapy, un potente concentrado de proteínas antioxidantes y oligoelementos específicos para el cabello dañado. Luego con el pelo seco, me fueron pasando el láser por mechones, poco a poco. Así se consigue que los activos penetren en la fibra capilar y se reconstruya desde el interior. Lo ideal es hacerse un tratamiento de tres sesiones, una a la semana. El precio: 70 euros la primera sesión y 45 euros las restantes. Los resultados: mi pelo estaba más brillante, con más cuerpo y muy suave.
Me pareció muy adecuado para preparar el cabello antes de la llegada del verano y su ataque masivo anticapilar en forma de rayos UV, cloro, sal y demás excesos. Y, por supuesto, también después de las vacaciones, como una cura intensiva pre-invernal.
jueves, 12 de abril de 2012
Comprando sin salir de casa
Una de las cosas que más me apasiona de trabajar en el universo beauty es buscar productos sorprendentes, distintos, que se salgan de lo habitual. Para ello, una de las herramientas que utilizo es ésta: internet. En la red he encontrado muchas tiendas interesantes, de las que os iré hablando poco a poco, porque ahora quiero centrarme en mi último descubrimiento.
Se llama Maquillalia y hace unos días tuve la oportunidad de conocer personalmente a sus creadores, una joven pareja malagueña realmente encantadora. Su historia es muy sencilla: a ella le apasiona el mundo del maquillaje, y por eso dedicaba mucho tiempo a bucear en la red, buscando cosas nuevas. Una vez tuvo un problema con un envío, que no llegaba por algo relacionado con las aduanas, y su marido le preguntó que porqué no lo compraba en otro sitio. Ella respondió que sólo lo vendían fuera de España y el le propuso que creara su propia web. Dicho y hecho. El aportaba su experiencia como creador de webs, y ella un amplio conocimiento de marcas que no se vendían en España.
Con una pequeña inversión y muchas ganas, la pusieron en marca y, en tan solo un par de años, han tenido que cambiarse de una pequeña oficina a una nave; han quintuplicado sus ventas y ya son seis personas las que trabajan en la web.
En ella hay cosas muy curiosas: brochas de maquillaje de bambú, increíblemente ligeras, e incluso veganas (en las que no hay absolutamente nada derivado de animales), de la marca Zoeva; la increíble y divertida variedad de maquillajes de Essence; los cepillos de Tangle Teezer, que desenredan el pelo como ninguno... Y, por supuesto, marcas más conocidas, como L'Oréal, Olay, Elizabeth Arden, Urban Decay... De todo.
Pero no se han quedado sólo aquí. Han creado incluso un producto propio: Nexa. Se trata de un kit exfoliante, con varios cabezales intercambiables, para utilizar en el cuerpo, la cara y, por supuesto, los pies. Además, está pensado especialmente para poder emplearlo en la ducha, por lo que funciona a pilas y, encima, lleva una funda especial, calada, para guardarlo dentro y que se seque perfectamente. Cuesta 29,90 euros, y puedes conseguir los recambios sin problemas.
Yo lo he probado y me parece la bomba; es algo que se utiliza mucho en otros países, especialmente en Estados Unidos, pero que aquí en España es muy difícil de encontrar ¡y menos a este precio!
Se llama Maquillalia y hace unos días tuve la oportunidad de conocer personalmente a sus creadores, una joven pareja malagueña realmente encantadora. Su historia es muy sencilla: a ella le apasiona el mundo del maquillaje, y por eso dedicaba mucho tiempo a bucear en la red, buscando cosas nuevas. Una vez tuvo un problema con un envío, que no llegaba por algo relacionado con las aduanas, y su marido le preguntó que porqué no lo compraba en otro sitio. Ella respondió que sólo lo vendían fuera de España y el le propuso que creara su propia web. Dicho y hecho. El aportaba su experiencia como creador de webs, y ella un amplio conocimiento de marcas que no se vendían en España.
Con una pequeña inversión y muchas ganas, la pusieron en marca y, en tan solo un par de años, han tenido que cambiarse de una pequeña oficina a una nave; han quintuplicado sus ventas y ya son seis personas las que trabajan en la web.
En ella hay cosas muy curiosas: brochas de maquillaje de bambú, increíblemente ligeras, e incluso veganas (en las que no hay absolutamente nada derivado de animales), de la marca Zoeva; la increíble y divertida variedad de maquillajes de Essence; los cepillos de Tangle Teezer, que desenredan el pelo como ninguno... Y, por supuesto, marcas más conocidas, como L'Oréal, Olay, Elizabeth Arden, Urban Decay... De todo.
Pero no se han quedado sólo aquí. Han creado incluso un producto propio: Nexa. Se trata de un kit exfoliante, con varios cabezales intercambiables, para utilizar en el cuerpo, la cara y, por supuesto, los pies. Además, está pensado especialmente para poder emplearlo en la ducha, por lo que funciona a pilas y, encima, lleva una funda especial, calada, para guardarlo dentro y que se seque perfectamente. Cuesta 29,90 euros, y puedes conseguir los recambios sin problemas.
Yo lo he probado y me parece la bomba; es algo que se utiliza mucho en otros países, especialmente en Estados Unidos, pero que aquí en España es muy difícil de encontrar ¡y menos a este precio!
martes, 10 de abril de 2012
El maquillaje de la Gioconda
A veces las firmas nos sorprenden con iniciativas de lo más original. La última que me ha llegado es ésta: Shiseido, la marca japonesa de tratamiento y maquillaje, ha creado un vídeo en el que "restaura" a la Gioconda, utilizando únicamente sus productos de colorido. Así, en poco menos de un par de minutos, podemos ver como la Gioconda recupera el brillo de su piel, vuelve a sonreír y nos la podemos imaginar tal y como era cuando la pintó Da Vinci.
El vídeo está realizado sin utilizar retoques, correcciones, photoshop ni ningún otro truco... Vale la pena echarle un vistazo.
lunes, 9 de abril de 2012
Ciencia con nombre de mujer
Justo antes del paréntesis de Semana Santa se celebró un acto muy singular. Tuvo lugar nada menos que en París, en la sede de la Unesco, y aunque es algo que, por suerte, se viene repitiendo desde hace ya varios años (van ya 14 ediciones nada menos...), quería hablar de el. Se trata de una nueva convocatoria de los Premios L'Oréal-Unesco para las Mujeres en la Ciencia.
Con estos premios, la multinacional francesa reconoce el trabajo que desarrollan las mujeres en el ámbito de la investigación, en campos de lo más diverso. Y, otra cosa que me parece digna de destacar, es que se entregan cinco en total: uno por cada continente.
Éstas han sido las premiadas este año:
- Jill Farrant, de Sudáfrica, por intentar averiguar cómo viven las plantas en condiciones de sequedad y cómo desarrollar cultivos resistentes a las sequías
- Ingrid Scheffer, de Australia; por tratar de identificar los genes implicados en varios tipos de epilepsia
- Frances Ashcroft, de Reino Unido, gracias a sus avances sobre la diabetes neonatal
- Susana López, de México, quien identificó que el rotavirus es el culpable de que mueran cada año 600.000 niños en todo el mundo
- Bonnie Bassler, de Estados Unidos, que estudia la comunicación química entre las bacterias, lo que ha permitido poner en marcha nuevas vías de investigación sobre el tratamiento de infecciones.
Como veis, estos premios no sólo quieren apoyar e impulsar la presencia de las mujeres en un ámbito tan complicado como es el de la investigación, sino que también tienen en cuenta que sean proyectos que, de una u otra forma, mejoren la vida en este planeta nuestro.
Y un cotilleo: el premio es de 100.000 dólares.
Con estos premios, la multinacional francesa reconoce el trabajo que desarrollan las mujeres en el ámbito de la investigación, en campos de lo más diverso. Y, otra cosa que me parece digna de destacar, es que se entregan cinco en total: uno por cada continente.
Éstas han sido las premiadas este año:
- Jill Farrant, de Sudáfrica, por intentar averiguar cómo viven las plantas en condiciones de sequedad y cómo desarrollar cultivos resistentes a las sequías
- Ingrid Scheffer, de Australia; por tratar de identificar los genes implicados en varios tipos de epilepsia
- Frances Ashcroft, de Reino Unido, gracias a sus avances sobre la diabetes neonatal
- Susana López, de México, quien identificó que el rotavirus es el culpable de que mueran cada año 600.000 niños en todo el mundo
- Bonnie Bassler, de Estados Unidos, que estudia la comunicación química entre las bacterias, lo que ha permitido poner en marcha nuevas vías de investigación sobre el tratamiento de infecciones.
Como veis, estos premios no sólo quieren apoyar e impulsar la presencia de las mujeres en un ámbito tan complicado como es el de la investigación, sino que también tienen en cuenta que sean proyectos que, de una u otra forma, mejoren la vida en este planeta nuestro.
Y un cotilleo: el premio es de 100.000 dólares.
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