
Otra de las características que más me han gustado es que está pensado para las personas que se lavan con frecuencia el pelo (lo que también me pasa a mi, porque lo tengo superfino y liso, y si no me lo lavo a diario parece que llevo mucho tiempo sin pasar por la ducha). Actúa en las puntas, cerrándolas, y también en la raíz, con lo que consigues un tratamiento completo en un solo gesto.
La verdad es que después de probarlo, el pelo me quedó genial. Además del champú, hay un suavizante y un spray iluminador, con cristales líquidos, para que el pelo brille más. Y otro punto a su favor: el precio. El champú cuesta alrededor de 15 euros y los otros dos productos, 19.
En los buenos resultados de mi nueva melena (que, milagro, todavía se notaban al día siguiente) influyó también el saber hacer del peluquero que me peinó, de Jean Louis David. Precisamente os quería hablar también de su área de lavado. Tienen unos sillones comodísimos, en los que estás casi tumbada, y que te van aplicando un masaje a lo largo de toda la espalda mientras te lavan la cabeza. Un lavado que, por si fuera poco, también incluye un masaje profundo de todo el cuero cabelludo ¡Dan ganas de dormirse!
Pero ahí no acaba todo. Si os fijáis en la foto, encima del sillón que hay más a la derecha hay una especie de arco. Es de cromoterapia: va cambiado de color, en tonos pastel, muy suavemente, con lo que el efecto relajante su multiplica por mil ¡Vale la pena probarlo!
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