viernes, 15 de abril de 2011

Por tus barbas...

Mi padre era barbero; mi abuelo también lo fue y mis tías eran unas peluqueras fantásticas. Cuando era pequeña, me llevaban a cortar el pelo a una barbería que había cerca de casa de mis abuelos, de esas que tenían un cartel giratorio rojo y blanco sobre la puerta. Allí, sentada en una silla especial para los niños, con forma de caballito de tiovivo, disfrutaba descubriendo los olores de la crema de afeitar, de las lociones para el pelo y de las toallas calientes para la cara mientras me cortaban el pelo a navaja, "a lo chico, a ver si así le crece más fuerte..."


Mi pelo no creció más fuerte, ni mucho menos, pero esos olores se quedaron grabados en mi memoria como unos de los más agradables de mi infancia. Y el otro día, paseando por la calle de Lagasca, volvieron a mi con fuerza al tropezar con Blackstone, una peluquería exclusivamente masculina que recupera el espíritu de las barberías de toda la vida rodeándolo de un ambiente elegante, un servicio excelente y unos productos de primera línea.

Tienen diferentes servicios de peluquería, siempre acompañados de masaje capilar, con precios bastante interesantes (por ejemplo, el peinado Business cuesta 16 euros y tardan 15 minutos en hacerlo); servicios de barbería clásica, con afeitado a navaja y toallas calientes en la cara para ablandar el pelo (el más rápido dura unos 25 minutos y cuesta 18 euros); manicura, pedicura, depilación, masajes... Todo con un estilo muy masculino y con un toque sofisticado que seguro que hace que los clientes se sientan, durante el rato que están allí, como James Bond antes de salir a salvar el mundo.

Un detalle que me encantó: tienen un cuenco enorme lleno de brochas de afeitar, de esas del mango de madera y cerdas naturales. No me pude resistir y les pregunté si me podía llevar una. Ahora está presidiendo una de las estanterías de mi cuarto de baño...

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