lunes, 19 de noviembre de 2012

Confirmado: tabaco, caca

Y en mi propia piel, además. Como ya os comenté en mayo, en mi primer post sobre este tema, la mala influencia del tabaco en la piel es algo que ya pude comprobar hace unos años, cuando dejé de fumar durante casi un año y donde más lo noté fue, sin duda, en la cara. Así que ya por fin en julio me propuse seriamente dejarlo de nuevo (tendría que haberlo hecho en mayo, el día de mi cumpleaños, pero por unas cosas u otras nunca me ponía) y ya llevo cuatro meses ¡no me lo creo!
Tengo que reconocer que no han sido cuatro meses perfectos -he tenido dos o tres "recaídas" de un día - pero parece que ya voy por el buen camino. Conseguirlo no ha sido fácil, lo reconozco: me leí por enésima vez el libro de "Es fácil que las mujeres dejen de fumar" prestando muchísima atención a todos sus consejos, subrayando, volviendo hacia atrás para asentar ideas .... (sinceramente, retrasando todo lo que podía el momento de fumar el último cigarrillo); probé los cigarros eléctricos y las pastillas para dejar de fumar (a mi me han funcionado muy bien, pero en caso de optar por esta opción recomiendo que se haga siempre, sin excusas, bajo la supervisión del médico o del farmacéutico, por si acaso) y aquí estoy, encantada y sorprendida de haberlo conseguido.

Reconozco que me pasa como con los dulces, especialmente con el chocolate: lo echo de menos y siempre me ronda la idea de que "por uno, no pasa nada", pero se que si caigo en la tentación ya me puedo dar por perdida, así que prefiero evitarla completamente ¡qué pereza me da pensar que tendría que volver a empezar a dejar de fumar de nuevo!

Pero a lo que iba: los efectos de dejar el tabaco. En mi caso, ni los pulmones, ni el pulso, ni casi el sentido del gusto. Donde más he notado la ausencia de nicotina ha sido en la piel y en el pelo. Están menos apagados, la piel mucho más luminosa y el pelo me brilla más, como con más vida; los poros están más cerrados, las arrugas -sobretodo mi caballo de batalla, el código de barras de los labios- un pelín menos marcadas, y la noto menos irritada y sensible.

Otra cosa positiva ha sido que mi olfato está algo mejor, así que disfruto un poco más de uno de mis grandes placeres: probar perfumes nuevos.

Si todo esto es lo que noto por fuera, lógicamente por dentro la mejoría también se debe estar produciendo así que ¡estoy encantada!


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